Tu piel es importante

La piel es el órgano más grande del cuerpo y cumple una serie de funciones esenciales. La principal de ellas es actuar como barrera protectora entre el cuerpo y los agentes externos evitando que éstos dañen el cuerpo. De esta manera la piel se convierte en nuestra la primera línea de defensa contra bacterias, virus, hongos y otros microorganismos.

Además, nuestra piel también ayuda a mantener la hidratación y la temperatura corporal. La capa más externa de la piel, la epidermis, es impermeable al agua, lo que evita que el cuerpo pierda líquido. Además, con los vasos sanguíneos y nervios que contiene la piel es capaz de regular la temperatura del cuerpo. Así, cuando la temperatura del cuerpo aumenta, los vasos sanguíneos en la piel se dilatan para permitir que la sangre fluya hacia la superficie de la piel, lo que ayuda a enfriar el cuerpo.

Otra función importante de la piel es la eliminación de toxinas. Gracias a las glándulas sudoríparas que contiene la piel se producen sudor, lo que ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo. La piel también actúa como un órgano excretor y puede eliminar pequeñas cantidades de desechos metabólicos, a través del sudor.

La piel también es responsable de la sensación táctil. Mediante sus terminaciones nerviosas, que son sensibles a diferentes tipos de estímulos, la piel nos permite que nuestro cuerpo responda a su entorno (presión, dolor, temperatura…)

Todas estas funciones de nuestra piel le otorgan una importancia que muchas veces se nos olvida. Por eso te quiero dar…

6 consejos básicos para que empieces a cuidar bien tu piel

1. Limpieza diaria: es esencial para mantener la piel limpia y libre de suciedad, sudor, células muertas y maquillaje. Utiliza un limpiador suave y no abrasivo para eliminar las impurezas de la piel. Evita el uso de productos que puedan resecar la piel, como los jabones duros.

2. Hidratación: es necesaria para mantener la elasticidad y salud de la piel. Es importante elegir una crema hidratante adecuada para tu tipo de piel, según sus necesidades específicas.

3. Protección: la exposición al sol puede dañar la piel y acelerar el proceso de envejecimiento. Es importante utilizar siempre un protector solar adecuado para tu tipo de piel y aplicarlo regularmente. También es importante limitar la exposición al sol, especialmente durante las horas de mayor intensidad.

4. La dieta: una alimentación equilibrada rica en vitaminas y nutrientes es fundamental para tu piel. Las vitaminas A, C, E y K son especialmente importantes, así que incorpora alimentos ricos en estas vitaminas en tu dieta diaria.

5. Bebe agua: la hidratación interna es tan importante como la externa. Beber al menos 2,5 l. de agua al día es suficiente para mantener la piel saludable.

6. Evitar el tabaco y el alcohol: el tabaco reduce la circulación sanguínea y puede causar arrugas prematuras. El alcohol puede deshidratar la piel y hacer que se vea opaca.