La piel sensible es un tipo de piel que requiere una atención especial debido a su tendencia a reaccionar ante el menor de los estímulos. Hay muchos tipos de pieles diferentes que pueden incluirse en la categoría de piel sensible.
¿Sabías que casi 1/3 de las pieles adultas son sensibles? Afecta al 60% de las mujeres mientras que en los hombres representa el 40 %. Además, algunas pieles tienen mayor predisposición a la sensibilidad que otras, por motivos genéticos. La piel sensible puede ser síntoma también de alguna patología del rostro, como rosácea, eccema o dermatitis seborréica, por ejemplo.
Hoy te traigo una guía completa sobre sus características, síntomas y cuidados específicos para mantenerla saludable y radiante.
La piel sensible está muy influenciada por el entorno y la dieta
La hipersensibilidad hace que la barrera cutánea tolere mal ciertos factores externos como por ejemplo la exposición al frío, los cosméticos irritantes o agresivos (lavados, exfoliaciones, cremas no aptas para tu piel…) y también ciertos alimentos, como la comida picante, el alcohol y los productos lácteos, que pueden agravar la sensibilidad de la piel.
Síntomas. La piel sensible es propensa a:
- Brotes de acné.
- Inflamación a lo largo del día o después de la limpieza.
- Sensación de sequedad o tirantez.
- Sensación de ardor o calor.
- Cosquilleo.
- Descamación.
La piel tiene su propio microbioma que se beneficia de los antioxidantes y los nutrientes que le aportamos, sin los cuales no puede realizar sus funciones diarias de barrera protectora.
Para proteger y cuidar la piel sensible, es crucial utilizar productos de calidad y naturales, evitando aquellos que contengan perfumes, conservantes o irritantes. Además, es importante minimizar la sensibilidad provocada por la exposición solar, protegiéndola diariamente con un SPF de alto espectro.
Dormir bien por la noche, beber mucha agua y comer alimentos saludables también son puntos clave para mantener la piel sensible saludable y protegida.
Rutinas de Belleza Recomendadas
Lo esencial para cuidar la piel sensible es mantener su equilibrio cutáneo, por lo que los tratamientos deben ser de alta tolerancia y naturales para evitar posibles reacciones inflamatorias. Recuerda elegir formulaciones naturales o bio, sin fragancias añadidas ni ingredientes agresivos. Una rutina de belleza efectiva para piel sensible debe incluir:
- Por la mañana: limpieza suave, tonificación, hidratación ( con agentes humectantes o aceite de jojoba) y aplicación de protector solar, con SPF+50
- Por la noche: limpieza suave, tonificación y aplicación de sérums con azeoglicina, gluconolactona o retinal (mejor tolerancia que el retinol), seguido de hidratación.
- Semanalmente: uso de mascarilla hidratante específicamente formulada para pieles sensibles, rica en ceramidas, caléndula, aloe vera, extracto de regalíz o manteca de karité.
¿Y desde tu interior?
La mejor aliada de la piel sensible es sin duda la Nutricosmética que promueve una piel más saludable y radiante, al tiempo que refuerza su inmunidad, lo que repercute directamente en la salud cutánea. Hablamos de:
1 Coenzima Q10: con propiedades antioxidantes, combate los radicales libres y ayuda a proteger la piel de los daños causados por factores ambientales como la exposición al sol y la contaminación. Su capacidad para reforzar la barrera cutánea permite a la piel retener la humedad.
2 Ácido Hialurónico: excelente para hidratar la piel sin causar irritación. Ayuda a retener la humedad, y aporta suavidad y tersura.
3 Biotina: conocida también como vitamina B7, es un activo que mejora la barrera cutánea, reduce la deshidratación y ayuda a disminuir la sequedad.
4 Vitamina D3: su gran poder antioxidante previene el envejecimiento prematuro y combate los radicales libres (estrés, exposición solar, contaminación) que agreden diariamente la piel.
5 Vitamina B6: con propiedades regenerantes y reparadoras de la piel, promueve la salud del sistema inmune.
6 Colágeno marino: combate los signos de envejecimiento aportando elasticidad, hidratación y mejor calidad de la piel.
La piel sensible requiere un enfoque holístico que combine cuidados externos con refuerzos desde el interior, para lograr una piel más resistente, protegida y radiante, minimizando la sensibilidad cutánea al máximo.
Si no tienes muy claro cuál es tu tipo de piel o cuál es su grado de sensibilidad, te animo a pedir una cita de Dermoconsultoría, donde analizamos a fondo tu piel, para ver sus necesidades concretas y valorar contigo qué productos o tratamientos son los más indicados para su cuidado diario e integral.